Su pasión empezó en el año 1994 cuando tomó clases de arte con Luis Morales y Jorge Morales, su hijo, reconocidos artistas ecuatorianos. Sus primeras obras las realizó con la técnica de óleo sobre lienzo, recibiendo en aquel entonces la guía de Iván Arteaga, pintor ecuatoriano.

Abandonó la pintura durante algunos años para entregarse por completo a sus actividades personales y a su empresa. Sin embargo, en el año 2016 volvió a retomar el arte gracias a su hermano Christian Bakker, empresario y pintor, inclinándose esta vez por la técnica del acrílico sobre lienzo, adoptando un estilo distinto de paisajismo, abstracto e impresionismo moderno.

Aplica en cada una de sus obras una mezcla interesante de colores y gamas cromáticas únicas, usando sobre ellas pinceles, espátulas y otros.